An American in Paris, in Barcelona

El Teatro Coliseum de Barcelona se vistió de gala para una noche musical de alto standing. Ya conquistaron la ciudad condal con la interpretación de la música de Bernard Herrmann para Vertigo (1958) hace un año, y este año, el equipo formado por la Orquestra Camera Musicae y el director Anhony Gabriele volvió de la mano de Reel Solutions BCN para hacer vivir como nunca antes An American In Paris (1951), el film con el que Vincente Minnelli Gene Kelly revolucionaron el género del musical: ese ballet final de 17 minutos, con el poema sinfónico íntegro que da nombre a la película como única fuente sonora de la ensoñación del personaje de Kelly, rompió moldes y ayudó a obtener 6 Oscars de Hollywood, incluyendo mejor película. Y es que la magia de la partitura homónima de George Gershwin sirvió para construir no sólo un relato al servicio de su concepto (un artista americano en París, protagonista de un triángulo amoroso con una joven parisina y una mecenas americana), sino que el film está a su vez al servicio de la propia música de Gershwin, incluyendo las canciones cuya letra era de su hermano Ira, copando así el 100% de la banda sonora de la película (con arreglos de Johnny Green, un acólito del propio Gershwin), con momentos de canto y danza como I Got Rythm, ‘S Wonderful o Our Love is Here to Stay, pero destacando sobretodo ese ballet.

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Las dos horas de concierto-proyección fueron una auténtica delicia. La Orquestra Simfònica Camera Musicae, sin ningún tipo de amplificación, resonó por todo el Teatro Coliseum con una fuerza desbordante y con un enorme control sobre la música de Gershwin, caracterizada por esa mezcla de la orquestación sinfónica europea, el aura de broadway en todas las harmonías y melodías más afines al jazz que a la música clásica. Y Anthony Gabriele dirigió a la OCM con maestría, logrando un lirismo orquestales y a su vez un sonido Big Band realmente auténticos, convirtiendo la experiencia de «ver» brillar esa música en un film de hace casi 70 años, cuando las grabaciones musicales no tenían esa nitidez. Incluso los problemas iniciales de iluminación para Gabriele, que le obligaron a cancelar los créditos iniciales y empezar de nuevo, fueron recibidos por la audiencia con la alegría de poder gozar ese inicio dos veces.

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Por encima de la magna obra musical de George Gershwin, y de su indudable capacidad como música cinematográfica (esas calles transitadas de parís donde la melodía plasma sus bocinas, o ese hipnótico ecuador que vuelve épicamente hacia el final, usado en el film tanto para fines románticos en el ballet final como de desamor en las escenas del artista y su mecenas), hay que destacar el trabajo titánico de la OCM y sobretodo de Anthony Gabriele, que ejerció un dominio perfecto de la sincronización analógica de la partitura con las imágenes, en la canción ‘S Wonderful con Gene Kelly y Georges Guétary y la música a tempos variables, y también en la ensoñación del pianista encarnado por Oscar Levant donde interpreta el Concerto in F para piano y orquesta siendo él todos los músicos sinfónicos: el piano salía del celuloide pero la orquesta fue la OCM con Gabriele siguiendo el vertiginoso piano de la pantalla. Pero sobretodo en el ballet final, una auténtica bomba cinematográfica de casi 20 minutos sin diálogos, mientras una sabia y muy estudiada mezcla de colores, vestuario y coreografía fusión de danza clásica y claqué se suceden en una narrativa espectacular siguiendo la música de Gershwin desde fuera de la pantalla; y todo ello en una sucesión de escenarios pintados a mano que reproduce fielmente cuadros de Toulouse-Lautrec, Renoir o Rousseau. Una auténtica maravilla artística, una nueva concepción del musical que serviría para dar luz verde a lo que sería el final de Singin’ in the Rain al año siguiente, y que serviría de inspiración a Damien Chazelle, 65 años después, para ese final onírico de La La Land (2016).

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Con Anthony Gabriele y Ramon Lamarca (Reel Solutions BCN)

Vincente Minnelli y Gene Kelly supieron, ese 1951, captar la magia y grandeza de George Gershwin y la convirtieron en la banda sonora de uno de los musicales más famosos de la Historia del Cine, rompiendo los moldes establecidos. Pero sin duda la Camera Musicae, con Anthony Gabriele al frente y con Reel Solutions BCN como ideólogos, este 2020, han sabido homenajear como nadie la obra llevándola a la excelencia desde el formato de concierto-proyección. Los aplausos espontáneos durante la proyección, y las buenísimas sensaciones de un público que salía tarareando las melodías con una enorme sonrisa, lo demuestran.

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