Terrormolins 2023 (III): Clausura

PELÍCULAS COMENTADAS FILMBSO
It’s a Wonderful Knife
Mudbrick
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La jornada de clausura se vistió de sesión doble en La Peni, pues sesión de clausura, empezó con la premiére española de un slasher de Tyler MacIntyre, conocido por «Tragedy Girls» y por ser el realizador tras las cámaras del reciente live action del videojuego «Five Nights at Freddy’s».

It’s a Wonderful Knife

Lo mejor (y lo peor a la vez) de esta película es que, a grandes rasgos dentro del terror, es un slasher de manual. Lo innovador que tiene es su arco dramático, pues se viste de película navideña con intenciones claras (ya desde el título) de ser una versión de género de «Qué Bello es Vivir», cuyo título original es «It’s a Wonderful Life», pero en clave de asesino en serie. La película empieza con un inicio trepidante más típico del final de un slasher que de su inicio —algo así sucedía en «Slumber Party Massacre», última película de las 12 horas del Terrormolins de hace 2 años—: nuestra protagonista, en plena vorágine y auge del asesino en serie que aterroriza a su pueblo en nochebuena, acaba no sólo desenmascarándolo sino también matándolo.

En la nochebuena del año después del trágico suceso, donde nuestra heroína salvó a su hermano pero perdió a su mejor amiga a manos del cacique del pueblo (que se divertía matando gente por las noches), el pueblo ha vuelto a la normalidad… para disgusto de ella, que no ha podido pasar página y no puede hablar con nadie, ni tan siquiera su familia, porque todo el mundo hace como eso nunca sucedió, y que el pueblo es un sitio tranquilo. Completamente ahogada en su propia ansiedad y sintiéndose completamente sola, desea no haber nacido. Y como en «Qué Bello es Vivir», aparece en un mundo alternativo donde ella no ha nacido…. y por ende, el asesino sigue suelto.

«It’s a wonderful Knife» tiene un aire claramente juvenil, y eso no tiene nada de malo, pero sí que llega un punto en la película que el propio mundo alternativo es demasiado rocambolesco, con el cacique del pueblo dominando todo el pueblo, e incluso a sus gentes en una suerte de parodia de dictador, ordenando a la gente ir a ver sus discursos en la plaza y aplaudirle y reir sus chistes. Si no fuera por ese tono tan pasado de vueltas, la película sería mucho mejor, pues saber quién es «el malo» y que nadie no sólo no te crea, sino que ni te conozca, es un punto de partida lo bastante interesante como para tener un buen producto fresco y original. Y encima, sabe beber de «Scream» y sus variantes en forma de homenaje honesto, lo que siempre es un acierto. No es una gran película, y hubo gente que se aburrió, pero sus 87 minutos, ágiles y bien construidos, son muy disfrutables si te dejas llevar.

Mudbrick (+ Na Ribas)

La sesión de clausura empezó con un cortometraje catalán de muy buena factura, presentado por su directora de arte, Ariadna Rodríguez Miró.

«Na Ribas» es un cortometraje pintoresco, basado visualmente en coreografías interpretadas por una bruja en baile contemporáneo, rodadas en la zona de les Guilleries d’Osona donde realmente hubo aquelarres. Lo interesante del cortometraje es el contraste entre esas imágenes pausadas, enmedio de la naturaleza, sin diálogos, y el sonido del cortometraje, perpetrado omniscientemente por una serie de mensajes de contestador de un chico a una chica, tras ésta haber desaparecido después de romper la relación unilateralmente. Llamadas que empezarán diplomáticas y abogando por charlar y debatir, y que poco a poco irán subiendo de tono hasta de haberle destrozado al vida y de acusarla de brujería, relacionándola con una bruja que hubo en su familia hace generaciones. El único problema de «Na Ribas» es que en su desenlace, lo que hay es la dicotomía totalmente opuesta entre el imaginario de la bruja con ser una bruja a ojos de alguien, pero artísticamente su factura es innegable y la interpretación de Pep Paré en las notas de voz es impresionante.

Y tras eso, llegaba el plato fuerte, presentado por su director Nikola Petrovic, custodiado por su gran pareja protagonista, los británicos Philip Brodie y Andrew Howard. En «Mudbrick», ellos dos son hermanos, el primero volviendo a su pueblo natal, en la Serbia rural, donde el segundo se quedó y cuidó la granja de sus padres con su esposa. Irónicamente, el retorno del hijo pródigo es porque él, que lleva años viviendo en Inglaterra, ha heredado la casa donde vive su hermano al ser él el mayor, lo que obviamente ocasionará cierta tensión entre ellos. A poco que vayan pasando los días, se empezará a respirar una atmósfera enrarecida por el propio resto del pueblo, que está actuando contra el hijo retornado en una especie de reverso oscuro de «El Show de Truman». La forma de vida de la Serbia rural y los cultos paganos eslavos se juntarán en un folk horror muy atípico, basado en las leyendas mitológicas del país.

Intentar explicar la parte de folk horror es entrar en el terreno del spoiler, pero tras el Q&A posterior que hicieron los creadores de la película y tras la entrevista que los compañeros de TerrorWeekend les hicieron —y donde participé indirectamente—, se puede contar que la película se rodó en el pueblo de los abuelos del propio director, con la gente real del pueblo que se prestó a actuar en la película, y que el oscuro secreto que rodea la película está parcial y tristemente basado en hechos reales que ocurrieron en ese pueblo, todo aderezado con la figura de Veles, algo así como el diablo en la mitología eslava —y curiosamente representado por una serpiente de forma habitual en su folklore—, forman un relato lento, de carácter muy cosumbrista y deliberadamente repetitivo, que se va cociendo a fuego lento hasta un desenlace realmente apasionante.

Grandísima película «Mudbrick», y grandísima química la de los dos actores principales, que hicieron gala de un sentido del humor hiperbritánico durante toda la entrevista y la charla que tuvimos fuera de cámara.

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