Albert Guinovart es, sin duda, uno de los compositores catalanes más polifacéticos y queridos por el público de estas tierras. Ha compuesto desde espectáculos escénicos desde Mar i Cel (1987) a Scaramouche (2016), a bandas sonoras para series de TV3 como Nissaga de Poder (1996-1998) o Laberint d’Ombres (1998-2000), pasando por sinfonías y conciertos para piano e incluso cantatas, como el luminoso Requiem que estrenó el año pasado en el Palau de la Música, el inédito Gloria que pudo oírse hace unos meses en L’Auditori compuesto para El Cor Canta, o esta que nos ocupa, Conte de Nadal, donde sus bellas melodías están al servicio del universo navideño más literario e infantil adaptando el famoso Cuento de Navidad de Charles Dickens (sí, el del famoso Scrooge), mediante orquesta y coro de voces blancas. Y sí, existe una grabación con la Orquesta Simfònica Camera Musicae y el Cor Infantil Amics de la Unió de Granollers de 2015 con la partitura de Guinovart para orquesta y coro, pero lo que lleva organizando por tercer año consecutivo el Gran Teatre del Liceu es mucho más: Guinovart ha reorquestado Conte de Nadal para además dotarlo de más alma de musical, incorporándole piano y dos solistas (soprano y tenor).
En el caso que nos ocupa, el del maravilloso y navideño concierto del pasado 21 de diciembre de 2019 en el Liceu, los solitas fueron él mismo al piano, y Ana San Martín, con quien ha trabajado en Scaramouche o en De Gershwin a Guinovart, y Albert Mora como solistas, quienes con distintos vestuarios y tesituras vocales interpretaron a distintos personajes, desde Scrooge a Marley pasando por los tres fantasmas (pasado, presente y futuro). Pero además, y mediante un proyector gigante situado encima del escenario, veremos cómo, a medida que la cantata avanza, bellísimas escenas navideñas se van formando mediante el arte de dibujar con la arena, obra de Borja González de Ytuquepintas, logrando un espectáculo audiovisual de gran formato, donde el mismo coro infantil Amics de la Unió acompañó a Josep Vila i Jover dirigiendo la Orquestra Simfònica del Gran Teatre del Liceu.
El programa revelado era idéntico al ya mencionado CD, sin descansos. Los 45 minutos de la reorquestación y readaptación de Conte de Nadal fueron inmensos, con la orquesta y el coro manejando hábilmente la progresividad de la música compuesta por un Guinovart (a su vez omnipresente al piano): esa tenebrosidad del segundo movimiento, Marley, con esas disonancias tan de Pesadilla Antes de Navidad de Danny Elfman, la felicidad de Demà és Nadal, o ese viaje por las emociones simbolizados por los cambios de tempo, ritmo y dramatismo en la tripleta Present, Passat, y Futur. Gustó tanto que la gente no pudo contener los aplausos entre movimientos, y que estallaron del todo al final de toda la cantata, dejando paso a la Suite Nadalenca que Guinovart hizo a partir de villancicos tradicionales catalanes, y que sin duda era un broche navideño genial. Pero aún aguardaba un bis sorpresa: Les Bèsties del Naixement. Un bis que ya se oyó para banda en las navidades pasadas, también como bis al arreglo que el propio compositor catalán hizo de su Suite Nadalenca para orquesta de vientos, y que tuvo su premiére justo hace un año, y que en el Liceu sonó de nuevo tan divertido como jovial.
El fin de fiesta, aahora sí, fue la repetición de El Noi de La Mare con los músicos alentando al público a cantar con ellos, terminando «en familia» un concierto y un espectáculo bellísimo, de carácter eminentemente familiar pero de una calidad musical fuera de toda duda. Debería ser un clásico del Liceu, si no lo es ya después de 3 años consecutivos, de cada navidad.
LA MUSA QUE ERA 