Bach, OCM y 4 pianos en el Palau

La Orquestra Simfònica Camera Musicae ofreció el pasado domingo 12 de mayo una velada absolutamente imprescindible que llenó el Palau de la Música de Barcelona en forma de concierto extraordinario. Y por dos razones. La primera era que un concierto fuera de la ruta de la temporada 2018-2019 de la OCM, y la segunda porque el programa preparado era algo fuera de lo común: ofrecer algunos de los conciertos para 1, 2, 3 y 4 pianos que compuso Johann Sebastian Bach, junto con su enorme Concierto de Brandenburgo num.3 como apertura de un evento tan inusual como apoteósico, que tendría como principal reclamo a los excepcionales pianistas Albert Guinovart, Alba Ventura, Sebastian Knauer, Marc Heredia, Katia Michel y Marta Puig reunidos en un solo concierto. La siguiente crónica va acompañada de las fotos oficiales de Toni Bofill.

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La sección de cuerda de la Orquestra Simfònica Camera Musicae, capitaneada por Christian Torres como concertino, estuvo dirigida por el maestro Jordi Mora, quien volvía a acompañar a la OCM tras ser el principal director invitado entre 2014 y 2017. Mora supo llevar la orquesta a través de los recovecos del Concierto de Brandenburgo num. 3 con gran prestanza y delicadeza, con unos músicos que supieron estar siempre a la altura de la complejidad de la obra. Un ejemplo fue al inicio, con esa progresividad musical del primer movimiento que lleva constantemente a la orquesta del lirismo al éxtasis y viceversa en cuestión de segundos como si de una montaña rusa se tratara, como si fuera lo más musicalmente obvio; y con Mateu Pérez al clavicordio el empaque fue perfecto. El exquisito adagio central fue coronado por el vertiginoso allegro final que no hizo más que apuntar que sí, los protagonistas sin duda serían los seis pianistas que se turnarían durante lo que quedaría de concierto, pero la OCM y su emblemática pasión al interpretar iba a elevar la música de Bach al primer nivel.

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Si hay una composición clásica por antonomasia, aparte de la sinfonía, es el concierto para piano y orquesta, del que los más renombrados compositores tienen ejemplos más que apasionantes. Desde Mozart a Chopin pasando por Beethoven, todos los grandes han emulado lo que es creación musical del padre de todos los compositores: Bach.  Y aunque es cierto que Bach compuso técnicamente dichos conciertos para clavicordio y no para piano, sus obras para clave han sido ampliamente actualizadas a piano en multitud de ocasiones, como en ésta que nos ocupa y al que debemos remitirnos al pasado 2001 para volver a tener en el Palau de la Música hasta cuatro pianos de cola simultáneamente en el escenario para un concierto de estas características.

En total hay trece conciertos completos de Bach para clave y orquestra: siete para clave solo (del BWV 1052 al BWV 1058), tres para dos claves (BWV 1060 al 1062), dos para tres claves (BWV 1063 y 1064) y uno para cuatro claves, el impresionante BWV 1065 que pondría punto y final al programa de ese 12 de mayo de 2019. De los demás, los escogidos fueron los considerados más reconocidos y destacados: dos para piano solo, BWV 1052 (en Re menor ) y BWV 1056 (en Fa menor) para luego subir paulatinamente el número de pianos ofreciendo los BWV 1060 (en Do menor para 2 pianos), el BWV 1063 (en Re Menor para 3 pianos) y finalmente el ya mencionado BWV 1065 (en La menor para 4 pianos).

Una de las anécdotas recurrentes durante todo el concierto fue el cómo el personal del Palau de la Música iría colocando progresivamente cada uno de los pianos Hinves necesarios al escenario con cada obra a interpretar, hasta llegar a los 4. Bien, con un solo piano se colocó a la vieja usanza, mientras con dúo se colocaron «enfrentados». Con tres y cuatro, la solución fue colocar los pianos frente a la orquesta, con los intérpretes de espaldas al público.

La forma cómo los seis pianistas se turnaron los conciertos fue muy adecuada e inteligente, equilibrando esfuerzos: los solistas de los conciertos para piano solo (caso de Sebastian Knauer para BWV 1052 y Alba Ventura para BWV 1056) tenían ahí su gran protagonismo (mientras que Knauer apareció al final para el concierto a 4 pianos). Albert GuinovartMarc Heredia fueron los protagonistas del concierto para 2 pianos (BWV 1060), con Guinovart llevando el mayor peso pues Heredia empalmaría seguidamente llevando el peso del concierto para 3 pianos (BWV 1063) acompañado de Marta PuigKatia Michel, quienes no abandonarían el escenario para protagonizar el más espectacular, el BWV 1065 para 4 pianos y orquesta, donde tuvieron al lado a Albert Guinovart y al ya citado Sebastian Knauer, quienes consiguieron sobresalir entre tanta calidad como auténticos torbellino interpeladores de Bach. La actuación de los 6 pianistas fue intachable, pero sobretodo la intepretación del alemán parecía jugar en otra liga.

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Tanto los 6 pianistas como la OCM estuvieron a un nivel exquisito y realmente necesario para poder interpretar algo tan complejo como los conciertos para clave y orquesta de Bach. En total, 2 horas realmente cautivadoras e hipnotizantes para los amantes del barroco, como es el que escribe estas líneas. No hubo bis, pero no se echó en falta: la riqueza musical del programa tal cual estaba programado, en escala claramente ascendente en complejidad y espectacularidad, hacía fútil cualquier añadido y donde lo único negativo achacable al concierto, y es algo ajeno a los intérpretes, fue el gran sofoco que se respiraba en platea por las altas temperaturas de la sala del Palau de la Música.

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